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Galicia, en el noroeste de España, es conocida como una tierra verde, definida por sus ríos, su mar, la niebla, y las múltiples palabras con las que nombramos la lluvia. Sin embargo, en las últimas décadas, este paisaje verde convive cada vez más con el gris de las cenizas. Galicia, junto con su vecina Portugal, se ha convertido en una de las regiones con mayor incidencia de incendios forestales en Europa.
En 2022, aldeas enteras de las provincias de Ourense y Lugo quedaron reducidas a cenizas, mientras que la sierra de la Culebra, en Zamora, fue arrasada. En 2024, Portugal perdió más de 135.000 hectáreas y murieron siete personas. Estas cifras ilustran una realidad urgente: el interior del noroeste peninsular, uno de los mayores vacíos demográficos de la región, sufre el impacto de estos incendios de forma especialmente dura.
Tierra Quemada es un proyecto que busca ser testigo y generar conciencia sobre esta problemática, arraigada en el abandono del territorio, el calentamiento global y el cambio climático. Desde que comencé mi carrera como fotoperiodista, he documentado los incendios forestales que, cada verano, consumen nuestra tierra. Durante más de una década, he fotografiado estos eventos extremos para preservar su memoria, analizar sus causas y transmitir la urgencia de actuar.
En 2022, aldeas enteras de las provincias de Ourense y Lugo quedaron reducidas a cenizas, mientras que la sierra de la Culebra, en Zamora, fue arrasada. En 2024, Portugal perdió más de 135.000 hectáreas y murieron siete personas. Estas cifras ilustran una realidad urgente: el interior del noroeste peninsular, uno de los mayores vacíos demográficos de la región, sufre el impacto de estos incendios de forma especialmente dura.
Tierra Quemada es un proyecto que busca ser testigo y generar conciencia sobre esta problemática, arraigada en el abandono del territorio, el calentamiento global y el cambio climático. Desde que comencé mi carrera como fotoperiodista, he documentado los incendios forestales que, cada verano, consumen nuestra tierra. Durante más de una década, he fotografiado estos eventos extremos para preservar su memoria, analizar sus causas y transmitir la urgencia de actuar.